Recepción personalizada, hotel boutique y una primera charla curada. Empieza a latir Etiopía con el aroma del café tostado justo.

El Museo Nacional te presenta a Lucy; el Gran Merkato, un océano de especias y telas. Al atardecer, Entoto abre la ciudad a tus pies. Sin corridas; con ritmo.

Navegación privada por el Lago Tana hacia monasterios con frescos intactos. Luego, las cataratas del Nilo Azul envuelven la tarde en bruma dorada.

Entre muros imperiales y la mística cúpula de ángeles de Debre Birhan Selassie, la historia se vuelve presente. Caminata suave por callecitas coloniales.

Acantilados infinitos y monos gelada en libertad. Picnic con vistas y el aire frío de montaña oxigenando el viaje.

Pasadizos, patios hundidos y templos monolíticos. Entrás a un mundo tallado en roca con tiempos pensados para contemplar.

Segundo circuito y experiencias locales: del injera al café etíope. Un día que huele a cardamomo y espiritualidad.

Conexión aérea, briefing y descanso. Mañana empieza el capítulo volcánico.

4×4 hacia el corazón salino. Baño flotante en Afrera y caravanas de camellos atravesando el horizonte. Noche estrellada en Ahmed Ela.

Geiseres y pozas esmeralda: el planeta en laboratorio. Al caer el sol, ascenso al Erta Ale. Dormís a la vera del cráter, con el resplandor rojo a metros.

El amanecer tiñe de oro la caldera. Descenso, baños minerales y vuelo de retorno a Addis.

Casas “elefante”, telares y miel entre risas. Fogón compartido con la comunidad.

Navegación entre hipos y cocodrilos. Konso sorprende con terrazas milenarias y tótems waga.

Mercados vivos y, si coincide, el rito del salto del toro. Estética poderosa de cuentas, ocre y manteca.

Aldeas Dassanech y balcones Karo sobre el río. Fotografía, conversación y respeto.

Etnia Ari y una lectura profunda del Valle del Omo en su museo de referencia.

Encuentro guiado con los Mursi y su tradición del plato labial. Vuelo a Addis y cena tradicional.

Traslado al aeropuerto. Fin de un recorrido único por la Etiopía más profunda.