
¿Quién soy yo cuando viajo?
Share
Una pregunta pequeña que abre una puerta inmensa
Hay algo que pasa cuando nos subimos a un avión, cuando dejamos atrás lo conocido, cuando pisamos otro idioma, otro ritmo, otro paisaje.
Es como si algo se moviera adentro.
Como si una parte nuestra que estaba dormida se despertara.
Hace unos días, pensando en las mujeres que viajan conmigo, lancé una pregunta simple, sin esperar demasiado:
¿Quién sos vos cuando viajás?
Y fue increíble lo que generó.
Una pregunta chiquita, que parecía de juego, abrió un portal de risas, recuerdos, emociones y descubrimientos.
Una dijo: “Soy la que se encarga de todo”.
Otra: “Soy la que se cuelga mirando las flores de cada lugar”.
Alguien respondió: “Soy la que se anima”.
Y otra: “La que siente que puede empezar de nuevo”.
Y me quedé pensando…
Qué distinto se vive un viaje según cómo lo transita cada una.
Qué distintos los ojos con los que miramos, el ritmo con el que caminamos, las preguntas que nos hacemos, lo que elegimos fotografiar… o dejar sólo para nosotras.
Viajar no es solo moverse.
Es entrar en una especie de ritual…
Es correrse de lo habitual para reencontrarte con una parte de vos que, muchas veces, el día a día no deja aparecer.
Yo, por ejemplo, soy más liviana cuando viajo.
Soy más curiosa, más valiente, más simple.
Me rio más. Me preocupo menos por lo que tengo que ser y conecto más con lo que quiero sentir.
Viajar me devuelve algo de mí que a veces se me pierde en la rutina.
Y no me refiero a los paisajes (que sí, son hermosos), sino a esa especie de desbloqueo personal que se da cuando salís de lo conocido.
Y no hablo sólo de viajes larguísimos ni de grandes aventuras. A veces alcanza con un finde en otro pueblo, con una escapada con amigas, con cambiar el entorno un ratito para reencontrarte con otra versión tuya. Esa que no está pendiente del reloj, ni de lo que hay que hacer. Esa que observa, que se emociona, que se sorprende.
Creo que todas tenemos una versión viajera adentro.
Y cada vez que la dejamos salir, nos recuerda que no estamos hechas para quedarnos quietas.
Que nacimos para explorar.
Así que te dejo esta pregunta, no como consigna, sino como disparador:
¿Quién sos vos cuando viajás?
¿Y qué parte de esa mujer te gustaría traer más a tu día a día?
Si tenés ganas, escribilo. Para vos, para recordarlo.
Porque a veces, lo que descubrimos en el camino no es un lugar…
es una parte nuestra que nos estaba esperando.
— Jacquie