No te lleves tus problemas de viaje

Una vez una viajera me dijo: “Ya estaba en la playa, pero mi cabeza seguía en la oficina.”

Y la entendí. Porque más de una vez nos subimos al avión con el equipaje lleno… pero no me refiero al carry-on.

Nos llevamos las preocupaciones. Los pendientes. Las ganas de “aprovechar cada minuto” como si el viaje fuera una competencia. Nos cuesta apagar el piloto automático y conectar con lo nuevo, con lo que está pasando ahora mismo.

Pero viajar, de verdad, no es solo cambiar de paisaje. Es abrir espacio.

No es desconectarse del mundo, sino conectarse con uno mismo desde otro lugar.

Cuando estamos en otro país, con otros horarios, otros ritmos, otros aromas… tenemos la oportunidad de aflojar, de mirar las cosas con distancia. Pero para eso, hay que dejar lugar.

Y eso no siempre pasa solo porque pusiste el out of office.

¿Entonces cómo se hace?

No tengo una fórmula, pero hay algunas cosas que ayudan:

• No sobrecargues el itinerario. Está bien no verlo todo. Está bien sentarte en una plaza sin sacar una foto.
• Desenchufate de tu rutina, no solo del trabajo. No respondas ese mensaje que “podrías responder rápido”. No sigas viendo las historias de la vida de otros. Estás viviendo la tuya.
• Hacé espacio para el silencio. Una caminata sin auriculares. Un café sola mirando. Un amanecer desde la ventana del hotel.
• Confiá. En el viaje. En vos. En que los pendientes pueden esperar, y vos no.

Itineris no es solo una agencia

Itineris nació porque yo también viajé con la cabeza llena. Hasta que entendí que un viaje no es solo para ver cosas lindas. Es para volver distinta.

Y eso no te lo da ni el hotel más lujoso ni la foto más instagrameable. Te lo da el permiso que te des.

Así que si estás por viajar (o si estás soñando con hacerlo), hacete este regalo: no te lleves todo.

Viajá liviana. Viajá abierta.

Viajá con alma.